Vivan los torpes

Un torpe ha entrado en mi vida…¡oh no!

Un torpe no tiene porqué ser idiota. Seamos claros: todos podemos ser torpes. Pero claro, no todo el mundo puede ser torpe todos los días. He ahí la diferencia: un torpe, por tanto, lo es SIEMPRE. Y, además, eso no incluye para nada que sea idiota. Es más, hay más idiotas a diarios que días torpes.

Un torpe es un tipo despistado y nervioso que no deja de cagarla una y otra vez, por lo que la prisa va aumentando a medida que la va cagando. Es decir, cuando se levanta es fácil que se tropiece de la cama, de un cabezazo a la mesa que tenga al lado y que caiga el precioso mini acuario que tenga al lado sobre el trabajo que había pasado un mes entero haciéndolo para presentarlo, precisamente, esa mañana.

Las torpezas no son simples tropezones sino verdaderos apocalipsis. Es cuando entra con prisa a un ascensor, se tropieza con cualquier cosa, da un codazo a una señora, y al disculparse pulsa la parada que no hace sino que el ascensor quede bloqueado y con tanta cagada continua provoca que se desmaye la señora a la que había golpeado y el torpe, que iba fumando, comienza a quemarse su camisa hasta tal punto que produce una humareda que acaba con las toses de los demás individuos del ascensor. Un caos.

En el amor es todavía peor, porque si ya de por sí puede dar nervios una primera cita o una charla amistosa, todavía es más “flaneante” para un torpe. Hablar con una persona del otro sexo es un reto, y cuando se establece una conversación con alguien que le hace “tilín” le pone nervioso como un flan. Por tanto cuando habla tartamudea, se le caen las cosas de las manos, sonríe como un idiota y dice una gilipollez detrás de otra, mientras la supuesta víctima se compadece de él, simplemente huyendo espantada. Las citas no son la especialidad del torpe.

Pero todavía es peor en la cama. Normalmente está empapado en sudor aún sin haber hecho nada. Y es que un torpe siempre está pensando: “lo estoy haciendo bien”, mientras ve cómo se le van cayendo las cosas, cómo crea el caos a su alrededor y cómo la persona que le espera para darle al trote pone cara de pocos amigos.

En el trabajo o en clase está fichado por todo el mundo. Cuando le ven, todos se apartan. Le temen porque ya conocen su currículum. En clase es habitual verle tropezar con cada mesa mientras va tirando todo lo que había en ella, y cuando quiere disculparse le está metiendo el codo o cualquier cosa que lleve encima a otra persona, y al mismo tiempo está pensando: “lo estoy haciendo bien”. ¡¡Pues no, la estás cagando!!. Pero, claro, eso no se lo dice nadie.

En el trabajo tiene prohibida la entrada a la típica sala de café. ¿Por qué?. Muy fácil: si se atreve a ponerse un café de máquina lo normal es que lo saque cuando aún no ha salido, y al meter la mano para coger el vaso se le derrama el café –que aún estaba saliendo- y del quemazo lanza el vaso –medio lleno o medio vacío- a la persona más cercana (y si no hay nadie lo lanzará con algo que pueda provocar una reacción en cadena), del quemazo que recibe la víctima el torpe intenta disculparse acercándose como un pato, por lo que tira el azúcar todos los papeles que había sobre una mesita, y ante la duda de qué hacer provocará un tercer desastre como darse con la cabeza en una estantería y tirarlo todo, abrir una puerta justo cuando alguien iba a entrar y ésta se dará de narices o tantas situaciones que le dan el mérito de no merecer un café, ni siquiera de máquina.

Pero no hay que confundir el torpe con el gafe. Es decir, un torpe crea el caos a su alrededor y un gafe es un fastidio para una persona determinada. Es decir, si vas en un bus y todo te pasa a ti, de repente, no creas que eres torpe sino que hay un gafe cerca. Y un torpe no está gafado sino que todos los días hay que mantenerse a distancia de él. Si se vive con un gafe no tiene porqué pasarte cosas continuamente a ti, también puede andar jodiéndole al gato o al vecino de al lado. Pero si vives con un torpe, amigo, la has cagado, porque todos tus días van a ser un infierno. Pero mira el lado bueno: al menos no puedes decir que tu vida es aburrida, porque todos los días te estará metiendo tu querido torpe en una cagada detrás de otra. Así que no le grites y disfruta de sus cagadas… pero usa unas esposas, al menos el desastre será menor.

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