El comisario interroga a un ladrón.
-O sea, que ¿quieres hacernos creer que no robaste el brazalete, sino que te lo encontraste?
-Sí, señor.
-¿Y por qué no lo llevaste a la oficina de objetos perdidos?
-Iba a hacerlo, pero entonces vi que llevaba una inscripción que decía: Tuyo para siempre.