Va pasando una carroza fúnebre y Jaimito corre detrás llorando y gritando:
– ¡Papá, espérame, por qué te fuiste, espérame que yo me quiero ir contigo!
Y la gente comentaba:
– Pobre niño, quedó huérfano, que lastima, pobrecito, que dolor.
El niño seguía gritando:
– ¡Papá, papá llévame contigo, papito no me dejes!
En eso la carroza fúnebre se detiene y se baja el chofer muy enojado y grita:
– Jaimito apúrate y súbete antes que te de un golpe.