– Veamos, no has hecho nada especialmente malo en la vida, pero la verdad es que tampoco has hecho nada especialmente bueno. Me temo que una cosa viene a compensar la otra. No se puede decir que hayas hecho nada extraordinario, o sea que no te puedo dejar pasar.
– Pero, ¿Y lo de los pandilleros?
– Explícate.
– Iba conduciendo por una carretera, de noche, cuando vi a un grupo de pandilleros dando una paliza a un pobre tipo. Salí del coche, me acerqué al jefe del grupo y lo golpeé en toda la cara.
– ¡Caramba!
– Y entonces les dije a todos que soltaran al tipo o se las iban a tener que ver conmigo, así que lo soltaron.
– Vaya, es estupendo, ¿Y cuando ocurrió eso?
– ¡Pues, hace un par de minutos!