Corría el año 4004 adC, octubre 23, domingo, 9:00 am, quizás 9:05 ((Según James Ussher. Otros intelectuales ubican este momento en algún equinoccio pero del siglo siguiente. Preguntar como puede haber equinoccios sin planetas ni soles es herejía.)). No había misa, ni perro trayendo el periódico, ni universo. Solo un dios omnipresente, omnipotente, y omnisabelotodo, decidido a romper con la monotonía de la soledad. Y si Dios decide crearse un universo, no hay nada ni nadie que pueda impedírselo (en realidad estrictamente no hay “nada” ni “nadie” para hacer nada).
Entonces, su capacidad creadora se puso de manifiesto, y de la nada materializó una esfera, llamada Tierra, flotando en un montón de espacio vacío. La Tierra estaba vacía y desordenada, lo que supone un problema. Frustrado por no poder culpar a nadie del desorden, puso manos a la obra y se dedicó a ordenar la nada, y para facilitar su tarea, tuvo una brillante idea. Literalmente brillante. Dijo “Sea la luz”, y por obra y gracia del reconocimiento de voz, la luz fue. Puso la luz de un lado, y la llamó día, y a lo otro lo llamó noche, y vio que le había quedado lindo, y se dijo “Me voy a dormir porque mañana es lunes y me espera una semana de locos”. Y fue la mañana y la tarde del 23 de octubre.
Y amaneció el lunes, y mientras desayunaba cayó en la cuenta de que había demasiada agua junta, y se dijo “Divide y reinarás”, y separó las aguas, un poco por arriba del firmamento, y otro poco por abajo. A las primeras les puso por nombre “Cielo” porque le parecía cariñoso. Y vio que le había quedado lindo, y se dijo “Por ser lunes es suficiente. Si Dios quiere, mañana sigo”. Y fue la mañana y la tarde del 24 de octubre.
Y el martes madrugó, y vio que aún le había quedado mucha agua y prefirió que no esté toda desparramada por ahí. Entonces separó las aguas para que se descubra lo seco, y bautizó a las aguas “mares” y a lo seco le puso “tierra”. Y avejentó la tierra para que en los estudios de datación geológica arrojen millones de años de edad en lugar de unos pocos miles. Y el muy picarón vio que le había quedado lindo, y entonces se puso contento. Pero la tierra tenía color a tierra, y ensuciaba. Entonces pensó que un toque de verde le vendría bien, y ahí mismo empezó a dar trabajo a los demás, diciendo “Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semillas, y bla bla bla”. Y la tierra ya lo miraba con mala cara, pero no le quedaba otra y produjo la tierra hierba tal como Dios le había dicho. Y vio Dios que le había quedado lindo, y decidió que ya era hora de dejar para ir a bañarse, así no se perdía el capítulo del Dr. House de los martes. Y fue la mañana y la tarde del 25 de octubre.
Y el miércoles le pegó una repasada a todo en voz alta, y se dio cuenta que llevaba tres días iluminando con luz artificial, y que podría ahorrar mucha electricidad si inventaba la energía solar. Entonces creó dos cuerpos celestes, uno amarillo y otro gris. Y los llamó sol y luna respectivamente. Y ya que la tierra orbitaba en elipses alrededor de nada, puso el sol en uno de los focos de la elipse a ver si Kepler se daba cuenta del detalle. Y la luna la puso girando alrededor de la tierra para que hagan eclipses y esas cosas. Y vio Dios que le había quedado muy romántico, y se fue a dormir pensando algún poema para Afrodita. Y fue la mañana y la tarde del miércoles 26 de octubre.
El jueves Dios empezó a notar que las hierbas eran demasiado pachorras, y prefirió ponerle un poco de vida al asunto. Y pidió a las aguas que hagan seres vivientes, y las aguas se pusieron las pilas e hicieron algunos bichos como el Nahuelito y otros así. Y los cielos crearon pajarracos y otros insectos y vio Dios que casi todos eran lindos y que podía mostrarlos en Animal Planet. Y dijo “Fructificad y multiplicaos” y los bichos empezaron a tener sexo a lo loco y sin preservativo. Y desparramó algunos fósiles por ahí, en las capas inferiores los más simples y en las superiores los más complejos, para despistar a Darwin. Y se fue a dormir pronto porque lo deprimía pensar que al otro día iba a tener que crear al hombre. Y fue la mañana y la tarde del jueves 27 de octubre.
Pero para el viernes, la hierba estaba creciendo mucho, y no había quién corte el pasto, y ya había cualquier cantidad de lechuga. Y dijo Dios: “Produzca la tierra seres vivientes que se coman la lechuga y mantengan el pasto corto”. Y creó al ganado… y a los vegetarianos. Y creó también otras especies para que se coman al ganado, y otras para que coman a las que se comen el ganado, y así sucesivamente. Y dijo Dios “hagamos al hombre a nuestra imagen”, y nadie entendía porqué hablaba en plural. Y agarró un poco de barro e hizo un muñequito a su semejanza, pero como no se movía le pegó un soplido en la nariz, hasta que estornudó y cobró vida. Y dijo Dios “Bastante bien me salió por no tener un espejo para ver como es mi imágen”. Y le dio al muñequito potestad por sobre los bichos y se preguntó cuando tardaría en arruinarlo todo. Y así creó Dios al primer hombre al que llamó Adan al que luego anestesia para intervenirlo quirúrjicamente y extraerle una costilla para hacer manualidades y de ella le sale una mujer con tetas. Y la bautizó Eva. Y vio Dios que le había quedado todo lindo, y se quedó mirandole a Eva las tetas aprovechando que al otro día descansaba. Y fueron la mañana, la tarde y la noche del viernes 28 de octubre, y seguía ahí mirando las tetas de Eva.
Y vio que los sábados no daban ganas de nada y se tomó el día, y lo bendijo. Y así pasó la primer semanita del universo. Amén.