Proviene del nombre de Jacob Schweppe —joven joyero alemán y científico aficionado afincado en Ginebra— que en 1783 creó el primer proceso industrial para producir agua mineral carbonatada de manera artificial.
Una década más tarde Schweppe abrió su primera fábrica en Inglaterra, donde permaneció hasta retirarse en 1798, dejando el negocio listo para su expansión futura bajo el nombre de J.Schewepp and Co.
En aquella época, el propósito de estas bebidas era la de servir de alternativa a la extendida costumbre de beber aguas de los balnearios. Aguas no siempre tan saludables como se pensaba, dadas las condiciones higiénicas. Fueron los más prestigiosos médicos los primeros en prescribir las nuevas aguas embotelladas que se pusieron rápidamente de moda entre las familias más distinguidas