Un vecino al otro:
– ¡Oye!, y tú, ¿Por qué cierras las cortinas cada vez que tu mujer se pone a practicar sus lecciones de canto?
– Para que los vecinos no crean que le estoy pegando.
Un vecino al otro:
– ¡Oye!, y tú, ¿Por qué cierras las cortinas cada vez que tu mujer se pone a practicar sus lecciones de canto?
– Para que los vecinos no crean que le estoy pegando.