Pepito

Pepito pone un negocio de castañas asadas al frente del Banco Nacional y es tal el éxito que tiene, que un día viene un amigo suyo buscando ayuda:
– Oye, ya que te va tan bien en el negocio, ¿Por qué no me dejas 2.000 duros?
– No, mira, es que hemos llegado a un acuerdo el banco y yo. El no vende castañas y yo no presto dinero.

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