-Mamá, mamá ¿La asistenta es una santa?
-No hijo, ¿Por qué dices eso?
-Vaya, qué raro. Es que ayer escuché ruido en su habitación, me acerqué y escuché como decía:
-¡Me voy al cielo, ¡me voy al cielo!
-Y ¿por qué diría eso?
-No lo sé mamá, pero menos mal que estaba papá encima, porque sino se va al cielo.