Bueno, en una cantina están bebiendo dos tipos, y ya estaban en un estado lamentable y uno le dice al otro:
– Vamos a mi casa.
– No, vamos a la mía, responde el otro.
Y así la pasaron hasta llegar a la casa y uno de ellos dijo:
– Sí, esta es mi casa.
– No, esta es mí casa.
Uno de ellos dice:
– Bueno, toquemos a la puerta y al que reconozcan es el de la casa.
Tocan la puerta y sale una señora y dice:
– ¡Que lindo, padre e hijo borrachos!