– Mamá, mamá, ¿tenés buena memoria para las caras?
– Sí, ¿por qué?
– Porque acabo de romper sin querer el espejo del baño, y desde ahora te vas a tener que maquillar de memoria
– Mamá, mamá, ¿tenés buena memoria para las caras?
– Sí, ¿por qué?
– Porque acabo de romper sin querer el espejo del baño, y desde ahora te vas a tener que maquillar de memoria
– Mamá, mamá, en la escuela me dicen que estoy loco.
– ¿Quién hijo, quién?
– Las ardillas mamá, las malditas ardillas.
Suena el teléfono y Pepito contesta:
– ¿Bueno?
– ¿Se encuentra tu papá Pepito?
– Está ocupado, responde Pepito en susurros.
– ¿Está tu mamá Pepito?
– Está ocupada, responde Pepito en susurros.
– ¿Está tu hermano mayor Pepito?
– Está ocupado, responde Pepito en susurros.
– ¡Caray! ¿Pues, qué están haciendo?
Entonces, Pepito responde en susurros:
– Me están buscando.
Va un niño pequeño por la calle, perdido, y se dirige a un guardia para pedirle información sobre sus padres:
– Oiga señor, ¿No habrá visto usted a una señora sin un niño como yo?