– Hola Juan, cuéntame que tal te ha ido en tu cita con Heidy ayer.
– Pues mal, solo ha venido a cenar a la casa y no me he acostado con ella.
– Pues míralo por el lado positivo, limpiaste la casa y te diste una ducha.
– Hola Juan, cuéntame que tal te ha ido en tu cita con Heidy ayer.
– Pues mal, solo ha venido a cenar a la casa y no me he acostado con ella.
– Pues míralo por el lado positivo, limpiaste la casa y te diste una ducha.
Años de tradición, nos han acostumbrado a una imagen física de Jesús que era antropológicamente absurda e imposible: ningún judío, y Jesús lo fue, de su época y región de residencia podía parecerse ni remotamente a la imagen que el arte cristiano le adjudicó.
Las conspiraciones existen. En el mundo corporativo, compañías muy importantes a las que compramos productos todos los días, han sido encontradas culpables de conspirar para arreglar precios y reducir la competencia. Exactamente como cualquier acto delictivo planificado y cometido por más de una persona puede ser considerado una conspiración, desde el simple homicidio por encargo hasta el robo del Watergate. Muchos teóricos de la conspiración van mucho más allá, sin embargo, y ven una mano escondida detrás de los eventos más importantes del mundo. Mientras algunas de las teorías tienen una pizca de verdad, las teorías de conspiración son imposibles de refutar, porque los acérrimos creyentes buscarán alguna manera de refutar las pruebas que contradicen sus convicciones. Los testigos oculares que refutan sus conclusiones están equivocados… o son parte de la conspiración. Por lo menos, es lo que quieren que usted piense.