Hay que aprender a hablar inglés

Tres cubanos recién llegados a Miami, van a pasar el fin de semana en Busch Gardens y cuando vienen de regreso el domingo están en la estación del tren en Tampa y el más viejo de los tres le dice a uno:

– “Óyeme, tú, chico, anda y pregúntale al moreno aquél a que hora sale el tren para Miami”.

El otro le dice:

– “Óyeme, tú, pero si yo no hablo inglés, chico”

– “Vaya, hazle una seña, hazte entender”.

Va el cubano donde el negro, le señala el reloj y el negro le dice:

– “Nine Ten”.

El cubano regresa y le dice a los demás:

– “Óyeme, el negro dice que no hay tren”.

– “¿Cómo no va ha haber tren? ¿Tú no ves el gentío que está aquí esperando? “Anda tú”, le dice al otro.

Va el otro, le hace la misma seña y el negro, ya molesto, le grita:

– “¡NINE TEN!, ¡NINE TEN!”

Regresa y dice:

– “Efectivamente, el negro dice que no hay tren”.

– “Ustedes son un par de tontos, voy a tener que ir yo”.

Va el más viejo, hace la misma seña y el negro que ya explota le dice:

– “FUCK YOU, SON OF A BITCH, NINE TEN!”

– “Óyeme, chico, tenían razón, parece que a la máquina se le jodió un foco en Miami Beach y no hay tren!”

Agilidad de las mujeres

A esta empleada de atención al cliente de Virgin Airlines en Sydney, se le tenía que haber dado un premio hace unos meses por ser tan lista y cachonda, pero a la vez decir las cosas claras con un cliente que probablemente tendría que haber viajado en la bodega con los equipajes.

Un abarrotado vuelo de Virgin fue cancelado cuando el avión 767 de la compañía fue retirado por cuestiones de seguridad. Sólo una empleada de atención al cliente estaba intentado encontrar vuelos alternativos para todos los pasajeros.

De repente, un pasajero muy cabreado se saltó la cola para ponerse delante del mostrador. Con un golpe depositó su billete en el mostrador y dijo: “Tengo que salir en el primer vuelo y tengo que ir en Primera”

La empleada le contesto: “Lo siento mucho, señor. Estaré encantada de ayudarle, pero antes tengo que ayudar a estos pasajeros, que estaban antes que usted, estoy segura que lo solucionaremos”

El pasajero todavía mas cabreado le gritó: “¿Sabe usted quién soy?” A lo que la empleada, sin pensárselo, cogió el micrófono de megafonía y anunció: “Atención por favor”, su voz se escuchó por toda la terminal: “Tenemos un pasajero en el mostrador número 14 que no sabe quién es. Si alguien lo sabe, y puede ayudarle, por favor preséntese en el mostrador 14″

Todos los otros pasajeros detrás de él se partían de la risa. El pasajero borde miró a la empleada y le dijo: “Anda y que te cojan” A lo que ella le contestó: “Lo siento señor, pero para eso también tiene que hacer cola”

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