Sabiduría popular

Sabias que….

El Canal de la Mancha.
¿Mancha de aceite? ¿De carmín? ¿De sangre? ¿O quizás no se refiere a una mancha en sentido literal y hace referencia a cierta zona castellana que, por cierto, queda un poco lejos?
La explicación es mucho más simple. “Canal de la Mancha” es una mala traducción de “Canal de la Manche”, que es como le llaman los franceses. Y la traducción correcta es “Canal de la Manga”, nombre que alude a su trazado estrecho y curvo que recuerda la forma de una manga.

La cuarentena:
Este periodo de tiempo tiene sus motivos médicos como también lo tiene el aislamiento de posibles infectados para evitar un contagio y que también recibe el nombre de cuarentena. Pero ¿por qué cuarenta días? ¿por qué no treinta y cinco o cincuenta? La explicación la encontramos en un rito judío al que se sometió la Virgen María cuarenta días después del nacimiento de Jesús. Una costumbre de purificación mantenida durante mucho tiempo por la tradición cristiana, pues no hay que olvidar que se consideraba que la mujer era impura en los días de la menstruación y tras el parto y que ningún hombre debía tener contacto carnal con ella en tal situación.

Una vez pasados los cuarenta días -en las que la mujer no acudía a misa- presentaba su bebé al párroco que le prodigaba una bendición especial.

Después se viste al bebé varón de azul y a la niña de rosa. El azul tiene su explicación en el libro bíblico de los Números, en el que para que los israelitas no olvidaran los favores concedidos, se les ordenó colocar cintas de color azul en los remates o rebordes de sus mantos, para así recordar los mandamientos del Señor. De este pasaje se derivó la creencia de que llevar una cinta azul remedia ciertos males y desde entonces el azul ha sido utilizado como talismán. De aquí viene el “algo azul” de las novias (Ver ¡Vivan los novios!) y el color azul de los ropajes de los bebés del sexo más deseado por los progenitores en tiempos pasados. El heredero (importante la figura del “hereu” en la Cataluña rural) o simplemente brazos fuertes para trabajar el campo era lo que preferían estos padres y cuando tenían un varón lo vestían de azul para protegerlo de la elevada mortalidad infantil.

En tiempos más recientes se escogió el color rosa para las niñas porque el mundo clásico había dedicado la rosa a Venus por su hermosura y su suave olor y por el breve tiempo de vida antes de marchitarse que simbolizó el placer efímero. (He aquí también la razón por la que la rosa es el símbolo del amor por antonomasia) Y también se empezó a decir que las niñas eran flores, que nacían debajo de un rosa y demás cuentos como el de la cigüeña que merece comentario aparte.

Ya en Roma, impresionados por el amor filial de estas aves (monógama, fiel a su pareja y que cuida de sus padres cuando no pueden valerse por su edad) se promulgó la “lex cyconaria” que era una disposición legal por la que se obligaba a los hijos a amparar a los padres ancianos. La cigüeña estuvo dedicada a la diosa Juno y a su cuidado estaban la protección de la mujer, el matrimonio, el alumbramiento y los recién nacidos. Así no es de extrañar que en Escandinavia u Holanda (en todo caso parece que en la zona báltica) se inventaran la historia de la cigüeña que trae los niños para explicar a los más pequeños la aparición súbita de un nuevo miembro de la familia. En todo caso, el trabajo del cuentista danés Hans Christian Andersen contribuyó a propagar esta fábula.

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FALSAS ETIMOLOGIAS

Falso: El título de “Don” proviene de: “De Origen Noble”.
“Don” es un título honorífico que se antepone al nombre como muestra de cortesía, que proviene de “dominus” (señor, en latín)

El nombre de Paco viene de que San Francisco de Asís era el “Pater Comunitas”, es decir, el padre de la comunidad de hermanos o prior. Si tomamos la primera sílaba de cada palabra tenemos el famoso. Pa Co.

Ni mucho menos funciona así. Existen varias explicaciones, como la que, partiendo de “Phrancisco”, se abrevia en “Phco” para pasar a “Paco” y que tampoco son convincentes. La que parece tener mayores visos de corrección es la que se explica en Linguaweb, en donde se parte “del navarro (y vascohablante) San Francisco Javier (siglo XVI). El nombre pudo haberse popularizado en Navarra y en el País Vasco y después difundirse por el resto de la Península arrastrando con él hipocorísticos como Pancho y Paco, de origen vasco.” En vasco no existía antiguamente el fonema /f/ que se sustituía por “p”; tampoco admite los grupos “pr”, “gr”, “cr”… que se adaptan introduciendo una vocal entre las dos consonantes, por lo que el nombre venía a ser algo así como “paranchisco” que bien pudo producir diminutivos como “Patxi” (Pachi), Pancho, Paco, Paquiro, Frasco, Frasquito…

Los primeros españoles que llegaron a América del Sur preguntaron su nombre al ver por primera vez a este rumiante originario de aquel subcontinente. Los indígenas, que no entendían castellano, repetían “llama, llama”, que los europeos tomaron como el nombre de este animal.

Es una voz quéchua.

Dicen que cadáver proviene del latín “Caro Data Vermibus” (Carne Dada a Gusanos). Se dice que los romanos inscribían esta frase en los sepulcros.

Falso. Proviene del latín “cadaver” de “cadere” (caer)

Dicen que cuando los españoles llegaron a Canadá no encontraron oro, solo desolación y mucho frío. Por eso le llamaron “aCÁ NADA”.

Desconozco la etimología de Canadá, pero ésta seguro que no es cierta, parece de chiste.

Según la leyenda, cuando Jaime I conquistó Valencia y entró en la ciudad, se le acercó una muchacha que le ofreció un jarro que contenía la deliciosa bebida propia del lugar -la horchata- y que, tras beberla exclamó: “Això és or, xata!” (esto es oro, chata; en catalán)

En realidad “horchata” proviene del latín “hordeata” y éste de “hordeum” (cebada, en latín). Por su parte “xata” (chata, en catalán) es un castellanismo reciente, anacrónico en el siglo XIII.

Unos dicen que palabra “cementerio” viene de cemento, pues allí es donde “cementan” a los muertos.
El término proviene de “koimetérion” (lugar para dormir, en griego) y éste de “kóimao” (acostarse, en griego).

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Existen muchas frases hechas para referirse a un tiempo incierto y muy remoto. Y cada una de ella tiene detrás su pequeña historia:

El año de la nana.- También llamado “de la Nanita”, hace referencia al año 1634, en el que una mozuela de quince a dieciséis años cantó por toda España “la Nanita” en coplas, diciendo así:

La Nanita se murió
y la llevan a enterrar
con espuelas y botines
y manto capitular.

El año de la picor.- Hace referencia a 1741, que fue un año de hambruna debido a la pérdida de la mayor parte de las cosechas. Ese año hubo también una plaga de pulgas, que añadió los picores a la desgracia. Las malas cosechas era algo frecuente, pero no así la plaga de pulgas, por lo que quedó la fecha prendida de la memoria popular.

El año de la polca.- Se usa para referirse a un tiempo antiguo y también para indicar que una cosa está vieja, pasada de moda. Parece referirse a una año, comprendido entre 1845 y 1847, cuando el baile de la polka -como el de la mazurka- se introducían en el país y se alternaban con el vals en la fiestas de sociedad.

El año del catapún.- Se refiere a un año indeterminado de la década de 1920, en los que se oyó con insistencia un cuplé cantado por Sara Montiel y Raquel Meyer, entre otras, que llevaba por título: “Polichinela”. El estribillo -varias veces repetido a lo largo de la canción- comenzaba así: “Ole catapún, catapún …”

En tiempos de Maricastaña.- Para referirse a un tiempo muy antiguo, desusado y sin valor; generalmente haciendo referencia a una época de leyenda y fantasía en oposición al tiempo histórico y real. Aunque algunas voces quieren ligar la frase a un personaje concreto -ya sea la Mary Auburn (de color castaño) de un cuento popular celta, o la esposa de un tal Castaño de apellido, que se resistió con empecinamiento al pago de impuestos que reclamaba el obispo de Lugo, en un año indeterminado del siglo XIV- parece ser generalmente aceptado que se trata de un nombre genérico como los de: Mariquilla, Marisabidilla, Marimacho, Marisarmiento…

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